ANTÍTESIS
Pablo Victoria
1 de octubre de 2010
Florence Thomas no distingue entre una burla y hablar en serio. Pero sí distingue, y mucho, entre el género gramatical y el que ella llama “sociocultural”, cuando desde el amanecer de la civilización entre los dos géneros no ha habido distinción. La naturaleza misma se ha encargado de que la “sociocultura” sea un reflejo de la gramática y viceversa. Y lo es por razones antropológicas más profundas de lo que ella imagina. El idioma refleja lo que hay de natural en nosotros, la estética incluida. La economía también. Y es de la estética y de la economía que no se diga “ellos y ellas”, “soldados y soldadas”, ¿pues cómo se han de soldar? Yo no me burlo de ella. La compadezco. Como también compadezco al padre Llano que por ser tan progre ha perdido las categorías, el género y hasta los papeles.
Este conflicto sexual se origina en un fraude semántico en el que sin mayor controversia se aceptan conceptos ahora implantados en la legislación moderna, cuando no en las sentencias “aditivas” establecidas por jueces voluntaristas que interpretan la ley con licencias legislativas. Al aborto hoy se le dan los nombres de “salud reproductiva” o “interrupción del embarazo”, eufemismos que esconden el verdadero significado de las palabras (asesinato de inocentes) y que moldean esquemas de pensamiento condicionantes de nuevas actitudes sociales que, además, permiten excesos legales y conductas personales antes penalizadas por la ley. Por eso resulta crítico cuando se quiere imponer por la vía de la fuerza jurídica una gramática artificial que condicione nuestra percepción de la realidad. Para esta ideología de género, jurídica o no, los nuevos estereotipos culturales marchan en contra de la familia heterosexual, del matrimonio, de la defensa de la vida, y aun del odio al hombre, en aras de una ética civil global que ve la familia como “una fábrica de ideologías autoritarias” al decir de freudianos como Wilhelm Reich. Como quiera que se vea, es un nuevo “absolutismo” que quiere sustituir a otro. La diferencia consiste en que uno nace de una célula social y el otro de un órgano del Estado y de la mente abstrusa del feminismo machista. Tal ha sido el caso de las diferentes conferencias internacionales de la mujer realizadas por las Naciones Unidas en El Cairo, Nueva York y Brasil, en las que se ha puesto de manifiesto una ideología de género que, por un lado, conduce a que el género se le trate como a sexo y, por otro, que al sexo se le trate como a género.
En su ignorancia patológica estos labriegos de lo insólito no reconocen la existencia de los universales reflejados en la gramática que, a su vez, refleja la peculiar lógica de la mente humana, nutrida por la raíz de los vocablos; ignoran que la agrupación “todos” no hace diferencias sexuales, ni de género, ni incurre en particularidades individuales. También ignoran la existencia de los participios activos, como que el del verbo atacar es atacante, el de cantar, cantante, el de existir, existente, y el del ser, ténganse sicópatas, es el ENTE. Y esto porque el ser tiene entidad, dada por el sufijo ENTE. Entonces, si la persona tiene capacidad para dirigir, se denota como presid-ente, si para estudiar, estudiante(no estudianta), para asistir, asistente (no asistenta), y por las mismas razones, se dice inocente, adolescente, paciente. A los que carecen de esa capacidad se les podría nombrarpresidenta, estudianta, asistenta o inocenta. Llegará el día en que estos ignorantes de postín elaboren sus discursos así: “la presidenta estuvo en la capilla ardienta acompañada de su asistenta; ambas lucían muy elegantas. Se notó que eran independientas de las integrantas del velorio. En próximos días se formará una comisión de juristas y juristos que reglamentarán una asamblea constituyenta que impondrá sanciones a los y las que osen violar estas normas gramaticales coherentes con el género. Por eso la presidenta estuvosonrienta, porque sabido es que se pone rabiosa cuando una mujer sobresalienta rehúsa ingresar en el gueto de la estupidez humana.
Dice Thomas: “Todos y todas sabemos que lo que no se nombra no existe”. Yo creí que Thomas era más ilustrada que famosa. Su ignorancia es supina. Su machismo enfermizo, que es otra forma del ser, pero sin ENTE. ¿Existe ella porque yo la nombro?
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